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Desde la perspectiva del diseño de interiores, tanto los pisos compartidos tradicionales como los espacios de coliving han adoptado soluciones arquitectónicas y decorativas orientadas a maximizar la luminosidad y la sensación de amplitud. En particular, los proyectos de coliving suelen incluir habitaciones individuales amuebladas de forma completa, mientras que las zonas comunes se organizan en función de actividades específicas: una cocina gourmet compartida, un salón multimedia con proyector y sonido envolvente, así como terrazas ajardinadas que funcionan como punto de encuentro al aire libre. Estas inversiones en diseño, asumidas en parte por los gestores del coliving, generan un valor añadido que justifica mensualidades algo más elevadas que en un piso compartido convencional, pero que resultan atractivas para quienes buscan una experiencia residencial integral.